La competencia por el bordillo aumenta y las ciudades van a tener que gestionarla

San José ha creado carriles bici en los bordillos de las aceras, separados de la calzada por aparcamientos, para gestionar las necesidades de espacio en los bordes de la calzada de los usuarios de coches y bicicletas. Will Buckner/Flickr, CC BYPor si te lo perdiste, 2018 fue designado el Año del Bordillo por Sabrina Sussman, gerente de asociaciones públicas de Zipcar. Esto se debe a que la competencia por el espacio limitado de los bordillos ha ido en aumento en los últimos años, sobre todo en las ciudades. El bordillo es el lugar que sirve de "acceso" entre la calle y la acera. La definición suele incluir el carril más allá del bordillo que se utiliza para aparcar coches, paradas de autobús, recoger y dejar taxis, y cargar y descargar mercancías. Pero la competencia con el bordillo de la acera es cada vez mayor por parte de una serie de nuevos usuarios: car sharing, ride sharing, e-scooter share, bike share y e-bike share, reparto de comida, entrega de pedidos online y, en los próximos años, vehículos autónomos. Esta creciente atención al bordillo se pone de manifiesto en informes recientes del Instituto de Ingenieros de Tráfico, el Foro Internacional del Transporte y la Asociación Nacional de Funcionarios de Transporte Urbano de Norteamérica (NACTO). Con este abanico de nuevos usuarios, las ciudades tienen que replantearse cómo gestionar este disputado espacio. Sin una mejor gestión de los bordillos, las ciudades se enfrentarán a una mayor congestión en las calles locales por los vehículos que circulan para acceder al bordillo y en las aceras por los diversos dispositivos de movilidad compartida. Uno de los cambios que tendrán que hacer las ciudades para dar cabida a estos nuevos usuarios es reutilizar el espacio de los bordillos, que tradicionalmente se ha destinado a aparcamientos, para otros usos. Lo más probable es que este cambio tenga un impacto financiero significativo. Un estudio de las 25 ciudades más grandes de Estados Unidos reveló que los ingresos relacionados con el aparcamiento ascendieron a 5.000 millones de dólares en 2016, lo que equivale a unos 129 dólares por persona. Aunque la reutilización del espacio de los bordillos no afectará a todos estos ingresos, sí repercutirá en los presupuestos municipales. Para minimizar este impacto, las ciudades tendrán que pensar si cobrar a los nuevos usuarios del espacio de los bordillos y cómo hacerlo.

Para gestionar los bordillos, primero hay que identificar los usos

La ciudad de Seattle es uno de los líderes en gestión de bordillos. La ciudad clasificó el uso de los bordillos en seis funciones clave:
  1. movilidad para carriles de circulación, carriles bici y carriles bus
  2. acceso para las personas que utilicen paradas de autobús, aparcamientos para bicicletas y zonas de carga y descarga
  3. acceso para que el comercio entregue mercancías
  4. activación de pequeños parques, food trucks y arte público
  5. reverdecimiento mediante plantaciones, jardines de lluvia y biodepósitos
  6. almacenamiento para aparcamientos, paradas de autobuses y obras.
Uno de los primeros análisis en profundidad del bordillo se realizó en San Francisco. Como parte de este estudio, encargado en 2018 por Uber Technologies, los consultores (Fehr and Peers) desarrollaron un Índice de Productividad del Bordillo (CPI). El índice tenía en cuenta tres cosas para comparar la productividad del uso del bordillo.
  1. número de pasajeros que utilizan el espacio del bordillo por modo de transporte
  2. periodo de tiempo durante el que se observó la actividad
  3. espacio total dedicado a ese uso.

Cómo calcular la productividad de los bordillos

El IPC es una forma útil de cuantificar los distintos usos competidores del bordillo. Se calcula dividiendo el volumen de actividad por el espacio utilizado, multiplicado por la unidad de tiempo. Por ejemplo, el IPC de una parada de autobús que utiliza 45 metros de bordillo para 250 pasajeros que llegan y salen durante cuatro horas sería: 250 pasajeros/(45 metros x 4 horas), o 1,39 pasajeros/metro-hora. Alternativamente, el IPC para una plaza de coche que utiliza cinco metros de bordillo que da servicio a dos pasajeros durante cuatro horas sería: 2 pasajeros/(5 metros x 4 horas), o 0,1 pasajeros/metro-hora. El IPC muestra que una parada de autobús es 13,9 veces (1,39/0,1) más productiva que un aparcamiento. Este análisis de los datos de uso proporciona cierto rigor a la hora de elaborar un plan de gestión de bordillos.

Basar la gestión en la "medición por encima del mito

Para avanzar, Fehr y Peer recomiendan una estrategia de gestión con tres componentes:
  1. traslado de los bordillos existentes a otras zonas
  2. la reconversión, que consiste en eliminar algunos usos actuales y sustituirlos por otros nuevos
  3. flexibilidad, por lo que los usos de los bordillos cambian en función de la hora del día.
Se están realizando ensayos de gestión flexible de bordillos en Washington DC, San Francisco y Fort Lauderdale. Al cambiar la forma de gestionar el bordillo, el informe de 2018 de la Asociación Nacional de Funcionarios de Transporte Urbano de Norteamérica recomienda una estrategia de "medida por encima del mito" a la hora de convertir el aparcamiento a otros usos. Las encuestas sobre el modo de llegada muestran sistemáticamente que el transporte público y los modos de desplazamiento activo aportan más clientes a los negocios adyacentes que los vehículos de motor privados. Los estudios del antes y el después confirman que la sustitución de aparcamientos por transporte público o carriles bici aumenta las ventas de los comercios de la zona. Mientras que las nuevas empresas de movilidad son parte de la razón por la que las ciudades necesitan desarrollar planes de gestión de bordillos, otras startups están desarrollando nuevas formas de gestionar este espacio cada vez más disputado. Algunas de estas nuevas empresas son:
  • Bordillos abiertos de Coord, una empresa derivada de Sidewalk, que proporciona cortes para sillas de ruedas, bocas de incendios, paradas de autobús y otros activos físicos para bordillos.
  • Populus, una empresa de transporte de San Francisco que ha desarrollado un gestor de movilidad que proporciona datos sobre el aparcamiento compartido de e-scooters y e-bikes
  • Remix, que ha desarrollado la herramienta New Mobility para analizar y visualizar flujos de datos.
Estas empresas emergentes han recaudado millones de dólares, debido en parte al valor reconocido del bordillo. Las ciudades tienen que pasar de ser ciudades que aparcan a ciudades que recogen/dejan y a ciudades flexibles. Para ello, las ciudades tendrán que pensar estratégicamente en cómo gestionar sus bordillos con la aparición de nuevos usuarios y nuevas opciones de gestión de la movilidad. Uno de los primeros pasos en esta transición es que las ciudades se aseguren de que se establecen normas y acuerdos de intercambio de datos como parte de la base para dar permiso a los nuevos usuarios para acceder al bordillo. Neil Sipe, Catedrático de Planificación Urbana y Regional, Universidad de Queensland Este artículo ha sido republicado de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.