En la última década se han invertido en todo el mundo casi 200.000 millones de dólares en tecnologías de movilidad que prometen mejorar nuestra capacidad de desplazamiento. Sólo el año pasado se invirtieron más de 33.000 millones de dólares. Otra medida del interés en este campo es el número de unicornios, que se ha duplicado en los dos últimos años. Un unicornio es una empresa emergente privada valorada en 1.000 millones de dólares o más. A principios de 2018 había 22 unicornios de viajes y movilidad. El mes pasado, el número había aumentado a 44.
Las principales categorías en el ámbito de la movilidad son: transporte público, con 11 unicornios (25,0%); vehículos autónomos, con diez (22,7%); y micromovilidad, con tres (6,8%). Los 20 unicornios restantes pertenecen a la categoría de viajes (hoteles, reservas, etc.). La tecnología de la movilidad va más allá de los vehículos autónomos, los servicios de transporte por voz y las motos y bicicletas eléctricas. También incluye: electrificación (vehículos eléctricos, carga/baterías); gestión de flotas y conectividad (conectividad, gestión de datos, ciberseguridad, aparcamiento, gestión de flotas); comercio de automóviles (car sharing); logística del transporte (carga, entrega en el último kilómetro); y movilidad aérea urbana.
Soluciones prometidas, problemas emergentes
Gran parte del interés por la tecnología de la movilidad procede de personas ajenas al ámbito del transporte. Las empresas emergentes atraen a los inversores afirmando que su tecnología resolverá muchos de nuestros problemas de transporte. Las empresas de micromovilidad creen que sus e-scooters y e-bikes solucionarán el problema del "primer kilómetro, último kilómetro" permitiendo a la gente desplazarse rápida y fácilmente entre su casa o lugar de trabajo y una estación de autobús o tren. Aunque esto podría funcionar en teoría, depende de que existan redes de bicicletas seguras y segregadas y servicios de transporte público frecuentes y ampliamente accesibles. Los servicios de transporte en vehículos de alquiler podrían liberar a la gente de la necesidad de poseer un coche. Pero hay pruebas que sugieren que estos servicios aumentan la congestión del tráfico. Esto se debe a que, a diferencia de los taxis, pasan más tiempo en la carretera sin pasajeros. Las herramientas de navegación (Google Maps, Apple Maps, Waze) existen desde hace más tiempo que la mayoría de las demás tecnologías de movilidad y están pensadas para facilitar la búsqueda de la ruta menos congestionada para cualquier viaje. Sin embargo, la investigación sugiere que estas herramientas podrían no estar funcionando como se pretendía. En algunas ciudades, la reacción contra ellas es cada vez mayor porque el tráfico se dirige a las calles de los barrios en lugar de a las vías arteriales. El objetivo de los vehículos autónomos es reducir las lesiones y muertes por accidentes de tráfico. Hace sólo unos años se hacían muchas predicciones audaces de que estos vehículos autónomos ya tendrían efectos positivos, pero no ha sido así. El entusiasmo por los vehículos autónomos se ha enfriado. Algunos creen ahora que no veremos muchos de los beneficios sociales hasta dentro de décadas.
La última área tecnológica de la movilidad se conoce como movilidad como servicio (MAAS). Se trata básicamente de una plataforma diseñada para aprovechar mejor la infraestructura y los modos de transporte existentes. MAAS comienza con un planificador de viajes que está vinculado a una ventanilla única de pago para una serie de servicios de movilidad - ride-hailing, e-scooters, e-bikes, taxis, transporte público, y así sucesivamente. MAAS es la empresa más reciente en el campo de la tecnología de la movilidad. Hasta la fecha ha atraído 6.800 millones de dólares, pero se espera que crezca hasta superar los 100.000 millones en 2030. Esta idea está creando un gran entusiasmo, no sólo entre los empresarios privados, sino también en el sector público. Es demasiado pronto para saber si mejorará el transporte.
3 tendencias impulsan la inversión
Entonces, ¿por qué los inversores de capital riesgo siguen mostrando tanto interés por las nuevas empresas de tecnología de movilidad a pesar de los malos resultados de las empresas hasta la fecha? Parece que creen que la movilidad personal será cada vez más importante. Tres tendencias apoyan esta creencia. En primer lugar, los habitantes de las ciudades valoran cada vez más la capacidad de desplazarse con facilidad. Se cree que es un ingrediente clave para una ciudad habitable. El problema es que el transporte público no suele ser muy bueno, sobre todo en Estados Unidos y en los suburbios periféricos de Australia. Esto se debe a una financiación históricamente baja en comparación con las carreteras. La perspectiva de más financiación y mejores servicios de transporte público en el futuro no es buena. En parte, esto se debe a que muchos consideran el transporte público como un servicio social y no como un servicio público esencial. Así pues, si las ciudades quieren ser más habitables y competitivas, deben buscar otras alternativas de movilidad más allá del transporte público financiado por el gobierno. La segunda tendencia es el descenso de la propiedad de vehículos. Desde 1986, las ventas de coches y camiones ligeros per cápita en Estados Unidos han caído casi un 30%. En Australia, las ventas de coches nuevos se mantuvieron relativamente constantes en la última década, pero se espera que continúe el descenso desde 2017. Estas tendencias se deben en parte al coste de poseer un vehículo, pero también a la creciente opinión de que tener un coche puede no ser necesario. Esto nos lleva a la tercera tendencia, que tiene que ver con la demografía y el deseo posmilenial de acceder a servicios de movilidad en lugar de poseer un vehículo.
Estas tendencias, combinadas con las expectativas de una tendencia al alza de los precios de estos servicios, sugieren que pueden venir buenos tiempos para las empresas de transporte y micromovilidad. También significa que la financiación de capital riesgo para estas nuevas empresas no disminuirá en un futuro próximo.
El futuro del transporte no es sencillo
Los sistemas de transporte son polifacéticos. Ninguna aplicación o tecnología por sí sola resolverá los problemas. Y, como estamos descubriendo, algunas de las supuestas soluciones a los problemas podrían en realidad empeorar la situación. Si el objetivo es sacar a la gente del coche (para mejorar la salud, la calidad de vida y el medio ambiente), hará falta algo más que una tecnología. Harán falta mejores infraestructuras y políticas públicas (incluida una mejor integración de los usos del suelo y el transporte para reducir la necesidad de transporte); la tarificación de la congestión es una de ellas. Esto no quiere decir que las innovaciones tecnológicas no sean bienvenidas como parte de la solución, pero son sólo eso... "parte" de la solución.
Neil G Sipe, investigador adjunto en Transporte y Planificación,
Universidad de Queensland Este artículo ha sido publicado por The Conversation bajo licencia Creative Commons. Lea el
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